Según un artículo publicado en BBCNews, unos científicos han creado un recubrimiento que cuando se raya se autorepara con la exposición a la luz solar. El secreto del material está en la utilización de moléculas hechas de chitosán, derivado de los caparazones de los cangrejos y otros crustáceos. Cuando se produce un rasguño, la luz ultravioleta activa una reacción química que parchea el daño. El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Mississippi, se ha publicado en la revista Science.
Los investigadores diseñaron las moléculas combinando unas moléculas en forma de anillo llamadas oxetano con el chitosán.
Las moléculas hechas a medida se añadieron a una mezcla estándar de poliuretano, a popular material barnizante que también se utiliza en otros productos, desde textiles a trajes de baño.
Los investigadores diseñaron las moléculas combinando unas moléculas en forma de anillo llamadas oxetano con el chitosán.
Las moléculas hechas a medida se añadieron a una mezcla estándar de poliuretano, a popular material barnizante que también se utiliza en otros productos, desde textiles a trajes de baño.
Los rasguños u otros daños que se producen en el recubrimiento de poliuretano rompen los anillos de oxetano, dejando sueltos unos extremos muy propensos a reaccionar químicamente.
Con la luz ultravioleta del sol, las moléculas de chitosán se dividen en dos, sumándose a los extremos reactivos del oxetano.
El Profesor Marek Urban, director de la escuela de polímeros y materiales de alto rendimiento de la universidad, y el estudiante de postgrado Biswajit Ghosh, observaron que sus recubrimientos eran capaces de autorepararse por completo en apenas 30 minutos.
En los últimos años se han desarrollado varios compuestos que se autoreparan, pero muchos de ellos dependen de la inclusión de cápsulas o fibras huecas rellenas con materiales que actúan como pegamento. Cuando se produce un rasguño, se rompen las cápsulas o fibras que contienen el pegamento y éste repara el daño.
Según el Profesor Urban, estos enfoques son bastante elaborados y, a menudo, no son económicamente viables.
El nuevo enfoque, en cambio, solo requiere añadir una diminuta cantidad de moléculas reparadoras a la mezcla.
“Todavía hay mucho trabajo por hacer, pero estamos en el buen camino”, señaló Urban.
Con la luz ultravioleta del sol, las moléculas de chitosán se dividen en dos, sumándose a los extremos reactivos del oxetano.
El Profesor Marek Urban, director de la escuela de polímeros y materiales de alto rendimiento de la universidad, y el estudiante de postgrado Biswajit Ghosh, observaron que sus recubrimientos eran capaces de autorepararse por completo en apenas 30 minutos.
En los últimos años se han desarrollado varios compuestos que se autoreparan, pero muchos de ellos dependen de la inclusión de cápsulas o fibras huecas rellenas con materiales que actúan como pegamento. Cuando se produce un rasguño, se rompen las cápsulas o fibras que contienen el pegamento y éste repara el daño.
Según el Profesor Urban, estos enfoques son bastante elaborados y, a menudo, no son económicamente viables.
El nuevo enfoque, en cambio, solo requiere añadir una diminuta cantidad de moléculas reparadoras a la mezcla.
“Todavía hay mucho trabajo por hacer, pero estamos en el buen camino”, señaló Urban.
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